Por su trayectoria en la literatura y en el periodismo de nuestro país, Cristina Pacheco recibió este domingo 13 de noviembre, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, un diploma y un homenaje nacional. El reconocimiento fue entregado por la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar.
“Estamos aquí reunidos para rendir homenaje a la periodista cuya prosa es el espejo que refleja implacable y amorosamente la realidad el país. Estamos reunidos los que la admiramos de lejos y los que la queremos de cerca; los que abrevamos de manera casi cotidiana de su palabra escrita y electrónica para rendir un homenaje a la escritora cuyo talento y trayectoria la incluyen en el gran itinerario literario mexicano”, expresó la titular del Conaculta.
Consuelo Sáizar agradeció profundamente a la periodista y escritora por aceptar el homenaje, “porque la generosidad de Cristina es tan grande como su modestia”.
Al homenaje nacional a Cristina Pacheco acudieron también Sergio Ramírez Cárdenas, subdirector general del INBA, y los escritores Mónica Lavín, Ignacio Solares, Hernán Lara Zavala y Rafael Pérez Gay, además del periodista José Luis Martínez como moderador.
Luego de que sus colegas elogiaran su trayectoria, Cristina recibió un largo aplauso con la gente de pie y expresó que “la emoción es muy grande desde el momento en que se me habló de este homenaje, desde entonces me he ocupado en buscar una palabra que no fuera tan grande, me queda simplemente enorme. Prefiero cambiarla, si me permite Consuelo Sáizar, por otra: un encuentro de amigos”.
Comentó que temió que el encuentro pudiera no ocurrir porque la vida doméstica les impidiera a las personas que están en la sala acompañarla: “¿Y si nadie llega, qué voy a hacer sola? ¿Saben quién llegaría? Mis personajes. Son infinitos. No sé cuántos son, nunca he hecho el esfuerzo de contarlos y pensé que también podrían llegar personas a las que quiero y quise mucho. Me gustaría ver por ahí a Carlos Monsiváis, a Fernando Benítez, a Juan Soriano, a José Pagés Llergo, a Pedro Campos Ramírez, a Salvador Elizondo, a Tomás Segovia”. Para ellos, la autora pidió un aplauso.
Añadió que le encanta que la reconozcan como periodista o que la gente en la calle le diga que conocen a los personajes de sus historias. También hay quienes le piden que cuente su vida.
“Nunca lo voy a hacer porque no puedo robarle a nadie, ni siquiera a las personas que he entrevistado, lo que me han dado: la oportunidad de tener algo magnífico, sus casas, sus escenarios, las cantinas, los hoteles de paso. Con esos personajes no me meto, me quedo con los escenarios que me brindan”.
Se definió como una mentirosa contumaz, porque ninguno de sus seres que describe existe: “Los creé por razones que hablan en cierta forma de mi egoísmo. Escribo porque quiero, porque me gusta y porque me da un placer infinito y porque al hacer a mis personajes recupero a los seres que perdí. A los otros los hago con los perfiles que voy encontrando por la calle. Soy una especie de pepenadora, mis personajes no existen, pero tienen el olor de la realidad y proyectan siempre una sombra”.
Añadió por último que hay alguien a quien siempre le agradece, a aquel que todos los domingos sale a recoger el periódico y “me dice suavemente, ‘sí salió tu texto’ y yo, para corresponderle a ese acto inmenso de generosidad, lleno la casa con el olor del café”. Se refería a su compañero, José Emilio Pacheco, quien la acompañó en primera fila, junto a sus hijas Laura Emilia y Cecilia.
José Luis Martínez dijo que Cristina Pacheco es una escritora “sin la cual no entenderíamos muchas cosas de las que suceden en este país, no escucharíamos muchas voces que no tienen otra tribuna; sin la cual no tendríamos el testimonio de tantos artistas que ella ha entrevistado a lo largo de su brillante y fructífera carrera”.
Mónica Lavín la definió como una autora incansable, periodista, mujer de trabajo y de palabra. Admiró la gran cantidad de gente que acudió al homenaje y que la esperó formando largas filas y enumeró los programas de radio y televisión que ha creado, así como las columnas que escribe, especialmente Mar de historias, que publica desde 1986 en La Jornada.
Hernán Lara Zavala comentó que la escritora es una pieza clave en donde se mueve y que es ella la que apoya la carrera literaria de su marido y lleva la casa. Rafael Pérez Gay se refirió a la técnica literaria y al estilo de Cristina y aseguró que su obra periodística proviene de la tradición que encabezan Heriberto Frías, Ángel de Campo, Altamirano, Prieto y Yáñez.
Ignacio Solares la llamó presencia indispensable en las letras y los medios de comunicación de nuestro país: “Durante casi medio siglo ha ejercido el periodismo con plena convicción y compromiso con la sociedad, con los hombres y mujeres que con su trabajo contribuyen a que este país siga adelante a pesar de que a diario, parece, se nos deshace entre las manos”.
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