En el borde la existencia en la que la mayoría de los artistas hace y deshacen en sus creaciones, un cumulo de teorías tales, que sirven específicamente expresar lo que se trae dentro del alma, el alimento puro para que las sociedad crezcan, ahora, se busca que llegue a otras ideas.
Es tal vez el pendiente entre los ritmos expuestos en la Sala Hermenegildo Bustos de la Universidad de Guanajuato, expuesta por Mario Lavista y Verónica Murúa, con la muestra de cuerpos ilustrados “De Ser Árbol” quienes para llevar a cabo este peculiar proyecto tuvieron que conjuntar dos procesos, el pictórica y el musical, de tal manera que ambos obedezcan un mismo proceso creativo, el cual tiene que ver con una suerte de crecimiento o expansión gradual de los elementos que hacen posible la transformación constante del cuerpo humano ante el árbol.
Un belleza tal, entre lo visible y lo invisible. Lo visible la retorica de los lienzos expuestos y tendidos en suerte de miramientos propios del artista ante su propia creación viva y palpable. Lo invisible, al irresistible envestidura del sonido, entre unido por notas y ejes sonoros creados para el goce mismo del ser humano.
Las voces vivas de instrumentos que regresan un poco de lo creado, diferentes de su labor del hecho y del suceso que genera un sonido, una vanguardia de creación, de iluminación propia y generado por copas con agua, al sonar por único ser que puede generar, algo más que simple sonido y entonar entonces algo más que envuelve lo expuesto, una experiencias visible y auditable única. Es parte de lo que presenta el fic en artes visuales, propuestas que hacen que la nostalgia se extinga y se encuentre la magia, quizás que te transportes hasta el taller del artista.
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