Hace nueve años. Por la mañana me preparaba para ir a trabajar. Porque era fin de semana y había muchos eventos de sociales. En ese momento trabajaba para dos diarios, en uno con seudónimo, para que en el otro no se dieran cuenta, según yo, que publicaba ahí.
Entonces cuando andas de evento en evento, entre el frío de octubre y el calor del trabajo y pasas por aíres acondicionados, mi cuerpo no resiste y por estas fechas mis pulmones se inflaman y son unos dolores estrepitosos.
Primero pedí adelanto de mi sueldo que mi jefe muy atento me dio ese dinerito para poder acudir al hospital y que me dieran el servicio. Estaba en la loma cubriendo un evento del Cecan, a los que por cierto pedí que me auxiliaran y como siempre, la ayuda solo es de aquí para allá y de regreso nada. Entonces el Hospital Civil es el más cercano, es al que decido a que atiendan. Casi no llego, ya parecía el exorcista de como me movía del dolor de espalda y costillas.
Llegó al hospital con la mente de pagar, porque aunque sea civil, si no pagas, no te dan servicio y en eso me encuentro a Antonieta Magallanes, una de las señoras que le tomaba fotos en todos los eventos del gobierno en turno y me dice no me preocupara que en breve me atendían. Y me dice que entre en la zona de Urgencias. Me sientan, en una silla, obvio porque no había camillas.
Y para mi sorpresa estaba en frente de mi, uno de mis más grandes ejemplos a seguir, mecenas de Comunicarte, a penas cuatro meses atrás entregamos el reconocimiento de Trayectoria en los Premios Comunicarte 2010, que organizamos en el Lobby del Teatro del Pueblo, Alí Chumacero, coincidencias, y justo seis meses antes el 22 abril en nuestro tercer aniversario, fue quien inauguró en el desaparecido café facebookero de Nora Ante, nuestro primer festival Comunicarte que años más tarde evolucionaría a Festival Fiestas Patria Tepic, hablo del maestro Héctor Gamboa Quintero
Me quedé atónito, y hasta el dolor, que seguía, paso a segundo plano, después de tremendo cóctel que me pusieron y pregunte que le pasa. Y su hija, me dijo está agonizando, para mí fue un momento de mucha tristeza, pocas son las personas que se interesan por el talento local, por la cultura, por nuestra historia y se nos van, me sentí desamparado, como si fuera un reloj y me faltara una pieza.
Me preguntó que si quería despedirlo, me dijo, te he visto y mi padre hablaba mucho de ti. Por supuesto que ni le conteste, solo me acerque y le tome de la mano y le dije que muchas gracias, que fue el ejemplo de muchos, que como yo, amamos la tierra, lo que somos y dejaremos de ser. Muchas gracias maestro. En eso los doctores empezaron a checarlo, me retire vi la escena, hijos, nietos y el doctor les dijo que ya era la hora y todos de la mano, yo como testigo, de ello vi como se apagaba la vida de un grande.
En eso, dicen que ya, todos rompemos en llanto, era un viernes no recuerdo la hora, pero eran antes de las ocho. Abrazo a sus familiares y les doy el pésame.
Con el naciente facebook, no encontraba las palabras correctas para anunciar el deceso. Cuando, por fin lo hice, dos renglones, me dicen que también a la misma hora moría Alí Chumacero en la ciudad de México.
Las redes se inundaron de condolencias, las personalidades empezaron a llegar, los dos más grandes escritores, poetas y promotores de Acaponeta y Nayarit de los últimos años habían dejado de existir.
Esto es lo que me paso a mi, lo que fue ese día para mi, uno muy triste por cierto. Su trayectoria, muchos ya la conocemos, muchos no, pero yo quería contarles está historia, de como me despedí de los dos más grandes hombres de la cultura de mi estado. Irónico, triste y desconcertante, hace días perdimos al Venado, Bernardo Macías, cronista de tantas historias y sí, con el si tengo muchas grabaciones, para que sean ejemplo, de un futuro de una sociedad desinteresada por si misma, que pierde el rumbo, con gobernantes que no son sensibles, que por ego, tumban monumentos, y ponen otros, para representar una grandeza que no tienen.
Fue Gamboa Quintero quien me dijo, que para que la función publica en la cultura sirva, tiene que rotar la rueda, ya tienen que ser otros, los que lleven el mando, no como lo es por los últimos 40 años, los mismos de siempre, que no sueltan. El me dijo, la gente como yo, ya estamos para ayudar a los jóvenes, para que crezcan y ser todos, mejor cada día.
Mientras los jubilados, no suelten la rueda, seguirán las mismas prácticas y aunque hay jóvenes que buscan generar cambios, mientras los de arriba sean quienes decidan, todo seguirá igual. Eso es de mi cosecha.
Los recordamos bien, a los dos Alí Chumacero, quien amablemente, como a muchos me albureó y a pesar de ser hombres grandes, eran asiduos a la tecnología, a lo que uno escribía y me dijo, sigue poniendo en el mapa a Nayarit.
Dos grandes ejemplos, con palabras, honestas, sin maquillaje y no como los actuales directores de cultura, que me dicen que soy un mal necesario, para la sociedad.
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