Una tarde como
cualquiera, la del lunes 27 de agosto de 2012, una posibilidad de que un sueño,
un anhelo se hiciera posible, ya que después de dos intentos, la calidad humana
de uno de los exponentes de la trova cubana se hiciera presente en el Festival Cultural
Amado Nervo, por fin se dio en la doceava edición, la presencia de Pablo
Milanés.
Me dispuse a publicar
todo los pendientes que tenia, ante mi colaboración periodística y mi página de
internet Comunicarte Tepic, en eso, se escucha entre la lejanía de la música,
una hermosa melodía, “kilómetros de cielo” de Edgar Oceransky, una especie de
crujido aterrador, me quité mis audífonos y de inmediato voltee hacia la
ventana y veo aquella siniestra postal entre nubes negras, azules y grises,
compuesta por relámpagos, truenos y centellas; lo pensé y lo escribí en mi muro
de facebook, esta agüita me agüita, fue entonces que empecé a buscar mi
impermeable, paraguas y unas botas, porque ya ven que el recinto del auditorio
del Parque Metropolitano sede del magno evento, se inunda y se enloda.
De repente y después de
tanto buscar, en el cuarto de las cosas perdidas, así le digo yo, un lugar en
la sala de lavado del tercer piso, justo en la azotea, en la que mi madre
guarda, lo que normalmente ya no usamos, me jala a salir y ver que ya está el
sol, con todo su esplendor. Fue así entonces que me dispuse a tomar mi
colectivo, el Progreso Cuatro, para llegar al menos dos horas antes de la
función, para ver cómo se desarrolla todo y apartarle dos lugares para mis
padres y dos para mi madrina Mireya, que con mucho entusiasmo me los solicitó.
La vuelta de cuarenta y
cinco minutos desde mi hogar, hasta el Parque de propiedad privada y con comité
de importantes empresarios Nayaritas, en donde está el emblema que para los
ciudadanos es el triunfo del ahora Gobernador de Nayarit Roberto Sandoval
Castañeda, el auditorio, mejor conocido como el sombrero, fue el de llegar y
apurarme, puesto que ya se veía un buen de lugares apartados, personas,
personalidades y mucha gente de la cultura que desde antes de las tres de la
tarde ya estaban ahí, para estar lo más cerca posible del cantautor. Busque mis
lugares, al centro, en silla y lo más cercano que pudiera, lo encontré al
preguntar a un amable señor si estaba desocupados, por ahí de la decima fila,
me contestó que sí y de inmediato en tres lugares extendí el maletín de mi
cámara y en el cuarto me senté yo.
Al llegar, una pareja,
muy atenta a todo lo que ocurría, al lado de conmigo, también muy amables me
hicieron plática de esa de la que casi no se me da, una interacción entre la
dinámica única, en la que nuestro interés era disfrutar del concierto, entonces
les pedí que si me cuidaban mis lugares para ver si habría lugar de Prensa y
saludar a todos los amigos, casi todos presentes, Mayo del Coro Nervo, Ely
Gamboa, Lourdes Pacheco, Socorro Varela, la Maestra América Hernández que con
una sonrisa y a pesar de estar desde las cinco de la tarde, ella escogió la
localidad de las gradas en puro enfrente del escenario, el auditorio semicircular,
en ese punto es donde se podría decir, tiene mejor acústica, aparte de mi beso
y abrazo, la maestra, me regaló unos deliciosos quesos y unos cacahuates
pistaches empaquetados en bolsas de plástico de esas que se cierra y abren como
cierre.
Al pasar al frente,
Karen, la asistente de la Secretaria de Cultura, me pregunta, que hacía tan
atrás si mi lugar ya estaba apartado adelante, justo con los de los compañeros
de prensa, fue entonces que le explique que les estaba apartando a mis padres y
a mi madrina Mireya, de igual manera Cinthya Torres, muy complaciente me dio un
lugar en primera fila, en la que me dijo que los primeros dos lugares serían
para dos personas de gobierno, ya que no era en puro en frente, pero si con
vista preferencial.
Al pasar el tiempo me
llegó mi desesperación al ver que mi madre no llegaba, tuve que dejar solo mi
maletín, y fue entonces cuando vi a mis grandes amigos Mary Castro y Alejandro
Villalvazo, quienes fueron sentados justo atrás de mi. Se acercaba la hora y
nadie de los de mis apartados llegaba, y yo le daba vueltas y vueltas a mi
maletín solo, con peligro a que se lo robaran, finalmente, una joven muy
apuesta, mi querida Mireya Casillas Guillén, fue la encargada de presentar al
cantante cubano, en eso sus seis músicos, dos teclados, una batería, un bajo,
un violinista y uno de percusiones cubanas, uno de los tecladistas en momentos
utilizaba instrumentos de viento, entre flauta y saxo, para empezar a orquestar
aquel emblema de concierto.
Ante lo dispuesto, los
miles de capitalinos todos listos, llega con su envestidura de color tinto, complexión
robusta, con el color de piel morena, cálida pero sutil, se postra en el centro
del escenario y se dispone a entonar sus primeras notas. Todos de píe desde su
llegada, hasta cuando se le entregó el reconocimiento por parte de la
Secretaria de Cultura Catalina Ruiz y El Secretario General de Gobierno Pepe
Espinoza, para los amigos, que en su discurso, moderado que se empezaba
alargar, lo tuvo que detener ante el abucheo de la corte, para que el
interprete puntalmente a las ocho diera su concierto, Pablo con una sonrisa
moderada levanta el trofeo, para ahora en eso dar comienzo al recital. Al
regresar a mi lugar me encuentro a mi madre sentada como tres filas adelante,
que porque unas amigas le habían apartado ahí, así que tuve que ir por mi
maletín y dar los lugares, para tomar el mío en primera fila, al lado de una
señora muy amable, que nos iba diciendo los temas de las canciones, al lado
Karen la asistente de la secretaria, que yo no me daba cuenta, pero ella con su
oído bionico, escuchaba cada orden y petición de su regente.
Entre ellos, diferentes
temas, uno de los primeros que sin duda alguna me hicieron temblar fue el amor de mi vida, que me hizo gritar,
sonrojar y que los pocos bellos de mi brazo derecho se erizaran, que la piel se
me pusiera, como dice la gente, chinita, chinita y así escuchar una a una las
canciones que envestía la voz entre suave y ronca de Pablo Milanés
Fue entonces que hace
un alto, el cantautor, se dijo contento de estar en Nayarit, festejando al gran
poeta Jose Amado Nervo Ordaz, al anunciar el siguiente tema, ante un auditorio
completamente abarrotado estalló en aplausos, al ser una versión musicalizada
de En Paz, una de las prosas más conocidas del bardo, que realizó en el lecho
de su muerte, cámaras, teléfonos, todos grabando el inusitado hecho, en el
poema hecho canción diera el suceso de la noche. Lagrimas, suspenso y mucha emoción, al escuchar cómo se
desarrollaba la melodía, cada verso, que muchos de los presentes ya conocen.
Ya casi al finalizar se
despide con la canción coreada de Yolanda, ¿Quién no le ha dicho a alguien Te
amo? Y más con un tema tan bello, como este, ¿Quién no se emociona, al escuchar
“Eternamente Yolanda”? para poner al publico de píe una y otra vez, una
sensación entre el puro recital de amor, una declaración de lo más romántica a
través de Yolanda.
Y se despide con el
Breve Espacio, abre sus brazos y dice adiós, por supuesto el público no lo deja
bajar, regresa; mientras yo me coloque a un costado del escenario para esperar
la indicación ya que estaríamos presentes en la conferencia de prensa, y de la
postal de la tarde, con amenaza de lluvia, cambie a una postal padrísima de
todo el público, entre lagrimas, risas y completamente de píe, con una pancarta
de “Te amo, pablo eres el número 1” y al
fondo una bandera de Cuba, con la comunidad que vive en nuestra localidad, con
la alegría de tener al mejor exponente de la trova cubana, Pablo Milanés,
cantándole al poeta emblema de nuestra identidad cultural nayarita Amado Nervo.
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