El centro de Arte Contemporáneo del Bicentenario Emilia
Ortiz se lleno de arte nuevamente con la
propuesta de terminación de proyectos del Programa de Estímulos a la Creación
Artística y de cierta forma de mostrar parte de lo que se hace en el estado.
Como un recuento de los años, la gran maestra regresa para hacer
eco de su nombre, pero sobre todo de su arte en tonos azules, lo que es una
identificación de la vista del nuevo milenio, a la llegada del 2000, las obras
nuevas de Emilia Ortiz en la sala Uno.
En la sala dos están abiertas las puertas para disfrutar la
expresión pop reveladora ante regresiones e interpretaciones de Pere Greenham
en un colectivo especial “Madonna sin bambino”
El autor afirme ver su apreciación desde una obra del pasado, impuesta a
una realidad más conceptual y sobre todo actual.
En la sala tres, lo contemporáneo a todo lo que da, la
propuesta del reciclado a una expresión de lo que simplemente nos rodea y nos
pueda dar diferentes sensaciones, una percepción cautiva entre la atmosfera de
libertad apresada, entre bichos y seres extraños, presentados por James Vitale
con Artefactos de post Apocalíptico. Una sintonía extraña, ecos sin sonidos
angulares, situaciones un tanto anormales.
En la sala cuatro, el recrudecimiento de una vista
panorámica a la realidad misma de la cotidianidad que se vive en la atmosfera
mexicana, que trasciende desde los matices entre mantas de alerta y de exponer
que es lo que sucede aquí y ahora. Una materia expuesta para que se den cuenta
que hasta en el arte se llega a sentir el miedo, el dolor y frustración o
quizás el gusto por el dolor ajeno, unos
pinta gramas masoquistas, autobiográficos casi, casi como verídicos, entre historias
enlazadas entre sí, con la pecaminosa situación que puede ser la profundidad de los
hechos y hasta donde llegue ese último latido de cómo te puede cambiar en graficamente un suceso, diversos trípticos, bien trabajados del joven Allan Herrera,
con el cruel y despiadada “In God we trust – God trust in us – We are god”
En la sala cinco, nos
presentan de forma nueva y moderna la monocromía del juego del punto de cruz,
una técnica utilizada por los wirrarika, desde el punto de narrador, que llega
a decir en “Ejercicios ociosos para un domingo” de Tomás Pérez González.
Una belleza extra e imponente el mismo edificio, la exposición
estará por varias semanas, por si no las has visto, no pierdas la oportunidad
de ver buen arte, en estas vacaciones.
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