Una alternativa de la ciudadanía en la que la libertad se
antepone en una juventud tolerante a expresiones nuevas deja mucho que desear,
al vandalismo que se presenta de manera más cotidiana en la ciudad de Tepic, al
no respetar nada, ni fachadas, lugares históricos, oficinas de gobiernos y ni
particulares, todos presentan un signo de intervención del llamado grafitti.
Sin duda alguna los llamados ninis, son parte de este gran
problema, pero sobre todo aquellos jóvenes descarriados entre los 12 y 17 años,
quienes son que en su mayoría, hacen sus pintas o rayones nada artísticos y
causar molestia a quienes salen ofendidos.
A principios de los
noventas se acrecentó la pinta de este arte urbano, en un principio como parte
de la novedad de las grandes urbes, poco a poco fueron evolucionando hasta
tener pintas de respetables autores, jóvenes ahora ya adultos, que de una u
otra manera buscaron la alternativa de encontrar entre sí una diferencia entre
hacer rayones en las paredes ajenas y generar algo más, como tal una expresión
creativa.
Los rayones hechos sin un sentido lógico solo por poner una
firma o nombre del delincuente que esto se genera, hace dar un muy mal aspecto
a la ciudad, en los sesenta y setenta a Tepic, se le conocía como la ciudad
Blanca, con este tipo de problemática social, será muy difícil recuperar este
calificativo, ya que el grafitti le quita toda la vista de nuestro lugar, en
donde vivimos y lo hace parecer sucio.
Sin propuestas, proyectos y ni precedentes, las autoridades
actuales no hacen nada para detener esto, están gastando en pintura a cada rato
en los edificios públicos, porque cada vez son más los grafitis que aparecen en
sus fachadas una y otra vez.
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